El nácar, inesperado indicador de temperaturas y presiones del pasado.
El nácar es uno de los materiales más sorprendentes y útiles de la naturaleza. Producido por una multitud de especies de moluscos, es muy usado en la joyería y el arte. Se emplea en instrumentos musicales, muebles, estuches, botones y muchos más objetos. El nácar le otorga una lustrosa iridiscencia a los objetos cotidianos.
En los últimos años, sometiendo el material a las herramientas modernas de análisis científico, los expertos han profundizado en los entresijos de la arquitectura estructural del nácar, y han desarrollado modelos para ayudar a explicar su asombrosa durabilidad: es 3.000 veces más resistente a fracturas que el mineral del cual está hecho, la aragonita.
Ahora, el equipo de Pupa Gilbert, física en la Universidad de Wisconsin-Madison, y su colaborador Ian C. Olson, muestra que el nácar también puede ser aprovechado en beneficio de la ciencia como termómetro y sensor de presión, revelando la temperatura y la profundidad oceánicas bajo las cuales se formó el material.
Todos los demás indicadores de temperatura usados actualmente se basan en análisis químicos y en la concentración relativa de diferentes elementos o isótopos. El nácar podría ser el primer indicador puramente físico, en el cual la estructura microscópica del material indica la temperatura y presión máximas a las que vivió el molusco.
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